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sábado, 16 de octubre de 2010

Lengua, boca, dientes, huesos

Hola!

Cuando empecé a meditar, una noche salimos del dojo Jorge, una chica brasileña de cuyo nombre no me acuerdo y yo. Salimos a la calle como normalmente salíamos después de meditar, sonrientes, ligeramente contentos, a gusto, y no sé cómo vino a la conversación que Jorge se puso a comentar un chiste-anécdota de una maestro zen que está a punto de morir, tumbado en la cama y rodeado por sus discípulos y uno de ellos le pide si les puede dar una última enseñanza.

El maestro les dice:

-Sed como vuestra lengua.

Uno de los alumnos le pregunta:

-Como nuestra lengua, ¿a qué se refiere, maestro?

Éste responde con lo siguiente:

-Soy ya un anciano en sus últimos momentos, hace años que perdí los dientes y durante mi vida me he roto varias veces algunos huesos. Pero hay una cosa que ni se pierde ni se rompe y permanece flexible hasta el final: nuestra lengua.

El maestro murió tras estas palabras.

Me gusta recordar esa historia...

Bueno, hasta pronto ;)

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